Tranquilos: no hay una invasión de animales en San Bernardo del Tuyú ni nada que temer, pero sí una curiosa realidad que sólo se observa en verano…

Quienes deciden descansar y pasar unos días de vacaciones en el Partido de La Costa saben que, en las peatonales, se ven desde los cuerpos más trabajados y los artistas más talentosos hasta los personajes más pintorescos y las propuestas más alocadas.

Chiozza, de nocheEn el caso puntual de San Bernardo, quienes recorren Chiozza por las noches pueden encontrarse con algunas señoritas ligeras de ropas capaces de “ratonear” a la platea masculina, pero éste no es el tema que queremos desarrollar en esta oportunidad.

Si hablamos de gatos y ratones, no podemos dejar de mencionar a los ingeniosos vendedores que, cada noche, apelan a una fórmula basada en el “susto divertido” para tener éxito comercial.

¿De qué se trata el plan? De generar impacto, por ejemplo, con un palo y una bolsa donde, supuestamente, hay un gato. Muchos desprevenidos se han llevado un gran susto cuando el hombre, imitando un maullido, tiró a sus pies al supuesto animal embolsado. Los testigos de la escena, como no puede ser de otra manera, ríen y se entretienen mientras la “víctima” descubre el engaño. Aquellos que desean “molestar” a otros, no hacen más que comprar el diminuto implemento sonoro que asegura “imitaciones de gatos” a todo momento.

Por su parte, el vendedor de ratones no busca comercializar sensualidad ni tiene como misión vender productos sugerentes sino, simplemente, hacer que los más pequeños se interesen por el juguete que él dirige por la peatonal. Frente a esos muñecos de plástico con apariencia de ratón que se mueven de prisa entre las piernas, más de uno habrá experimentado asco, impresión y algo de temor, siempre con una sonrisa final por el simpático invento.

En Chiozza, por lo tanto, muchas razones hacen que durante la época veraniega se cumpla el famoso dicho que reza: “cuando el gato no está, los ratones bailan…”

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