Considerada la mayor exponente del folklore argentino, supo renovar e integrar distintas tradiciones musicales, lo que le valió el reconocimiento en los escenarios de todo el mundo. “El canto es una ceremonia de amor del artista para con el público”, dijo alguna vez. Y ese amor perdura.

Un día como hoy, hace siete años a las 5:15 de la madrugada, moría a los 74 años Haydée Mercedes Sosa, o “La Negra”. Padecía desde hacía tres décadas el mal de Chagas-Mazza, lo que le provocó una insuficiencia renal.

En una feliz casualidad, había nacido en Tucumán el día de la Independencia en 1935. Era descendiente de calchaquíes, hija de un obrero de la industria azucarera y una lavandera.

A escondidas de sus padres, una joven Mercedes ganó un concurso radiofónico para cantantes noveles y en 1962 lanzó su primer álbum, “La voz de la zafra”, prefigurando lo que iba a ser el Movimiento del Nuevo Cancionero.

Luego la historia es más conocida: jalonada por la popularidad y algunos discos memorables, fue censurada por la dictadura cívico-militar (1976-1983), por lo que tuvo que exiliarse en Europa, donde prosiguió con su trabajo con grandes figuras iberoamericanas de la canción. Tras su regreso a Argentina en los ’80 su sonido se atrevió al tango, el jazz y el rock.

Su último trabajo fue “Cantora: un viaje íntimo” (2009), en el que interpretó 34 canciones a dúo con otros tantos artistas latinoamericanos. Falleció el 4 de octubre de 2009 a raíz de una disfunción renal que agravó una crisis respiratoria.

Mercedes Sosa, La Voz de América Latina, compartió escenario con los más importantes artistas de la música, renovando e integrando de tradiciones musicales, todo al mismo tiempo. No es casualidad entonces, que exponentes de todos los rincones del mundo, todavía lamenten su partida.

Fuente: Télam

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