El Consejo Directivo del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito IX (CAPBA D.9), manifestó su preocupación por lo que podría ocurrir durante la próxima temporada estival, en las ciudades con actividad balnearia que componen esta zona.

“Hemos visto en medios periodísticos que desde  la Cámara que nuclea a los empresarios del sector en Mar del Plata, están elaborando un Protocolo de funcionamiento”, señalan. “La propuesta aparentemente no toma en cuenta lo que ocurrirá con quienes quieran concurrir a nuestras playas sin necesidad de contratar ningún servicio, actividad que por otra parte debe garantizarse”, apuntan.

Uso del Espacio Público

Es sabido también que las áreas costeras son el principal espacio público de todas nuestras ciudades con frente marítimo. Localidades que en su mayoría además cuentan con escaso espacio público de calidad. Por ejemplo, según un estudio realizado por el equipo de “Iniciativa de Ciudades Sostenibles y Emergentes” (ICES, 2012) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mar del Plata contaba con sólo 3.38 m2 de espacios verdes por habitante. Muy por debajo de los 10 a 15 m2 que estima necesarios  la Organización Mundial de la Salud, o los 9 a 11 m2  de espacios verdes por persona que recomienda  la ONU Habitat, en su informe “El Estado de las ciudades de América Latina y el Caribe 2012”.

En la mencionada ciudad por ejemplo, la O.N.G. En defensa de las Playas Publicasdemostró hace dos años, mediante fotos satelitales, que en algunos sectores de la costa entre el 80 y el 90% del sector de arena está ocupado por las concesiones. Sólo un área muy reducida es de uso público, de acceso irrestricto, situación que se replica en otras localidades costeras de este distrito.

“Si analizamos el patrón de ocupación, surge que el negocio de alquiler de sombra, en el día de hoy, concentra casi el 100% de los usuarios en un área cercana al 10% del territorio costero”, expresan desde la entidad y advierten: “esto ocurre porque, como todos sabemos, en un día con clima cálido quienes pagan por ese servicio terminan utilizando su sector como depósito de sus pertenencias. Por lo tanto, estos asistentes también confluyen al reducido sector de uso público, generando un hacinamiento que está dentro de la lógica del tipo de explotación del negocio balneario imperante. Esto genera una necesidad de espacio casi diez veces mayor. En momentos en los cuales todas las ciudades del mundo están extremando esfuerzos para maximizar las áreas al aire libre para uso público, creemos que este modelo, por lo menos para la futura temporada estival es insostenible”, sostienen.

Datos Económicos

Según datos del EMTUR  respecto del alquiler de servicios de sombra en 2018, se estima que el 10,7% del turismo alquiló sombrilla, el 6% escogió la carpa mientras que el 83,3% restante no alquiló ningún servicio. De dichos porcentajes se deriva que la escasa porción existente de arena libre debe absorber el 83,3% del turismo.

En cuanto a los recursos que ingresan a las arcas públicas, sumando todo lo percibido por el estado municipal (de acuerdo a la información brindada por ese organismo para la temporada 2018/2019) el monto rondaba los $ 23.000.000.-,  que expresado en dólares de la fecha daba una suma cercana a los u$s 535.000.- Es decir que se percibe menos de un dólar estadounidense por habitante por año, o dicho de otra forma menos del 0.2% del presupuesto operativo del municipio. Tampoco es un servicio requerido masivamente por los turistas que arriban a las ciudades balnearias.

“Consideramos que debiera replantearse de manera integral el modelo de explotación, para el futuro período estival como mínimo. El reemplazo de la oferta de sombra fija por un sistema móvil y a requerimiento, como podría ser el modelo utilizado en Rio de Janeiro, permitiría un uso mucho más racional del espacio y acorde con la emergencia sanitaria con la que ya sabemos que deberemos convivir en la próxima temporada”, proponen desde el Consejo Directivo de la institución. “Contar con superficie de arena libre de obstáculos, no sólo permitiría higienizar el área de forma mucho más económica y efectiva, sino que acompañando esto con el acceso irrestricto e iluminación podría convertir a los sectores de arena en espacios públicos de uso nocturno. Tal vez la oferta gastronómica de ciertos sectores pueda tener un horario extendido si las áreas costeras mantienen su vitalidad durante las noches”, sostienen.

“Entendemos que en la actual coyuntura sanitaria, es decir hasta no contar con acceso a una vacuna, un protocolo para continuar con el mismo modelo de explotación es inviable. La situación merece soluciones creativas entre los estados municipales, los empresarios y los usuarios, sin perjudicar a nadie pero permitiendo que en la próxima temporada estival el uso saludable de nuestros espacios públicos más emblemáticos sea posible”, concluyen.

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